La tecnología es un aliado para contener los costes de construcción, ante la escasez de mano de obra y el encarecimiento de los materiales.
Parece ciencia-ficción, pero en un futuro no muy lejano los edificios de cemento serán capaces de reparar sus grietas mediante bio-hormigón y los robots serán los encargados de colocar los ladrillos y las tejas.
En los últimos 30 años, sectores como el automóvil o el textil, basados en la fabricación industrial, han llevado a cabo una espectacular transformación tecnológica en sus procesos que les han llevado a prácticamente duplicar su productividad. Sin embargo, el sector de la construcción ha tardado en sumarse a esta realidad. En un entorno en el que la mano de obra cualificada escasea y el precio de los materiales como el acero, el cemento y la madera no dejan de subir, la tecnología se ha convertido en un aliado para contener los costes de construcción. La muestra de que algo se está moviendo es que las empresas relacionadas con la tecnología aplicada a la construcción han recibido inversiones por más de 10.000 millones de dólares en los últimos seis años.
«La innovación da respuesta a muchos de los retos a los que se enfrenta el sector de la construcción, desde la resolución de problemas en materia de seguridad a la planificación de cara al futuro», señala Todd Burns, responsable de Gestión Integral de Proyectos de JLL en EEUU. «La robótica, la tecnología en la nube y la realidad aumentada están reescribiendo las reglas del juego en todos los sectores. Los líderes del sector de la construcción empiezan a ser conscientes del potencial de estos avances y están encontrando formas únicas de implementar estas tecnologías».
Una tecnología que prioriza a las personas
Con la seguridad de los trabajadores como principal prioridad, las constructoras están implantando con rapidez productos que ayudan a prevenir accidentes y lesiones. Un buen ejemplo son los cascos inteligentes, que son capaces de detectar todo tipo de amenazas, desde los primeros signos de una intoxicación por monóxido de carbono o las señales tempranas de somnolencia hasta los síntomas de una insolación, como el aumento de la temperatura corporal o la frecuencia cardíaca.
La robótica da acceso al siguiente nivel de seguridad y eficiencia. «Al delegar un mayor número de tareas peligrosas a las máquinas, abrimos la puerta a mejorar la seguridad y reducir las lesiones, a la vez que liberamos a los trabajadores para que puedan concentrarse en las tareas que requieren el uso de conocimientos más avanzados», señala Burns. «Probablemente, en el futuro lleguemos a preguntarnos cómo nos las arreglábamos sin la existencia de los robots».
Los robots automatizados están demostrando su valía a la hora de desarrollar tareas altamente repetitivas y exhaustivas, tales como la disposición de ladrillos y la construcción de vigas, e incluso existen soldadores de arco robóticos. Delegar las tareas más repetitivas o exigentes en el plano físico puede facilitar parcialmente el reto que plantea la escasez de mano de obra en el sector. Aquí un buen ejemplo:
Sin embargo, la revolución de la robótica no se desarrollará de la noche a la mañana. «Para que una tecnología llegue a ser viable comercialmente pueden pasar entre cinco y siete años, y su expansión en el mercado mundial puede llevar de 20 a 25. El desarrollo de prototipos de robótica para la construcción y la realización de pruebas en las obras todavía está en una fase temprana», añade Andrea Chegut, directora del laboratorio de innovación inmobiliaria del MIT. Según Chegut, los desastres naturales representan una gran oportunidad para el desarrollo de la construcción robotizada. «Catástrofes naturales cómo los recientes incendios en California y los huracanes en Puerto Rico y Houston ha causado la destrucción de numerosos edificios. Es evidente que necesitamos desarrollar soluciones tecnológicas que puedan agilizar los procesos de reconstrucción en estas zonas», añade.
Menos tiempo, menos residuos
La automatización también presenta ventajas más allá de las obras. Los trámites administrativos también generan un consumo significativo de tiempo y dinero, en particular en proyectos de construcción de gran escala que cuentan con una enorme red de proveedores y empleados. Los sistemas unificados de comunicaciones pueden optimizar el flujo de trabajo y el intercambio de información. Las soluciones en la nube y de movilidad reducen el tiempo empleado en las oficinas, lo que brinda a los arquitectos, diseñadores y contratistas acceso a la misma información cuando y donde la necesiten.
Al mismo tiempo, las herramientas de planificación y los análisis predictivos más sofisticados ofrecen una visión más detallada del posible resultado de distintos escenarios y de la evolución de los gastos a medida que surgen nuevos avances.
Por ejemplo, el modelado de información de construcción (BIM, del inglés Building Information Modeling), ofrece visualización en 3D de objetos e incorpora estimaciones espaciales e información sobre la estructura del edificio, lo que facilita la comunicación y coordinación de todas las partes interesadas, gracias a las aplicaciones de supervisión de las obras y la realidad virtual y aumentada. Este tipo de modelado también permite a los constructores y diseñadores anticipar posibles incidencias durante la construcción o si se van a exceder los costes previstos antes de que se dé el caso. El modelado de información de construcción (BIM) más avanzado puede proporcionar dimensiones adicionales e integrar información, como plazos y planificación, estimaciones de costes o el mantenimiento de los edificios tras su construcción.
«La escalada del precio de los materiales está obligando al sector a preguntarse en qué otras áreas se pueden reducir gastos», declara Burns. «El coste de la mano de obra tampoco se ha abaratado, por lo que encontrar la forma de trabajar con más eficacia es esencial».
La tecnología también puede mejorar el control del inventario y la gestión de los gastos de materiales. Las herramientas equipadas con tecnología Bluetooth permiten a los contratistas o trabajadores localizar con gran precisión un producto específico entre la montaña de herramientas que se acumulan en las obras de construcción. Además, los nuevos e innovadores materiales de construcción, como el bio-hormigón (que usa bacterias productoras de caliza para reparar sus propias grietas), constituyen otra vía para ahorrar gastos a largo plazo.
Visualizar el futuro
Si bien no es posible predecir el futuro, la tecnología ofrece a los profesionales de la construcción una idea de cómo puede ser. Los cascos equipados con realidad aumentada (RA) superponen imágenes en una pantalla para mostrar a los contratistas y a los trabajadores de la construcción la trayectoria que deben seguir las tuberías o proporcionarles especificaciones sobre el armazón de una habitación.
La tecnología de los smartphones también se está implantando con rapidez. «Se avecinan cambios con el lanzamiento del iPhone X», afirma Chegut. «Imagine enfocar una obra con su teléfono y ser capaz de visualizar una virtualización de realidad aumentada en 3D. Tanto la realidad aumentada como la virtual ya se usan hoy en día en el sector inmobiliario, por lo que indudablemente su aplicación va a seguir extendiéndose».
De hecho, el potencial de las tecnologías avanzadas para transformar el sector de la construcción es inmenso, pero Nicolas Bolland, del laboratorio inmobiliario del MIT, señala diversos obstáculos que se interponen en el camino de su adopción generalizada. «Muchos de los productos usados en el sector de la construcción se desarrollan de forma personalizada, lo que limita su estandarización y producción masiva», declara Bolland. «La falta de repetición en estas tareas evita que se produzcan mejoras de forma continuada, lo que acota el aumento de la productividad».
Además, las normativas de urbanismo y construcción carecen de una armonización geográfica y este hecho supone un gran problema para las construcciones prefabricadas y la producción a gran escala en general. Estas normativas tampoco se actualizan a menudo, lo que, en la práctica, obstaculiza la adopción y difusión de tecnologías innovadoras.
Bolland también señala que la fragmentación de este sector dificulta que las empresas pequeñas puedan realizar la notable inversión inicial que las innovaciones requieren sin los canales financieros a largo plazo necesarios para garantizar la recuperación del coste.
No obstante, a las empresas que puedan superar los obstáculos anteriores les aguarda un futuro brillante. «La tecnología no va a reducir los gastos de la noche a la mañana por arte de magia, ni eliminar la incertidumbre inherente al sector de la construcción, sin embargo, está transformando el negocio gradualmente —añade Burns—. El ensayo de nuevas tecnologías va ser esencial para garantizar la competitividad y la rentabilidad».
FUENTE: JLL